ROGER CHARTIER ANALIZA LAS NUEVAS FORMAS DE LECTURA
Temores ante la pantalla líquida
El francés Roger Chartier es un historiador de la lectura y del objeto libro. El amor que le profesa al antiguo soporte de la escritura permitiría sospechar cierta tribulación ante la circulación de palabras en el ciberespacio. Pero no, Chartier no se asusta ni se deja arrinconar por la nostalgia.
Por aquí, Katz Editores acaba de distribuir un opúsculo con la lección que dictó el año pasado en el Collage de France en la inauguración de un curso sobre el lugar de la lectura desde la Edad Media hasta el presente. Chartier la tituló con un verso de Quevedo que puede tomarse como una definición de la lectura: “Escuchar a los muertos con los ojos”.
Allí, el historiador repasa que no es la primera vez que la palabra escrita se somete a cambios bruscos que abren otra era para la humanidad. Pero dice que todas esas transformaciones incorporaron sedimentaciones de una etapa anterior. De esa certeza proviene su credo tranquilizador. Escribe: “La lectura frente a la pantalla es una lectura discontinua, segmentada, atada al fragmento más que a la totalidad. ¿Acaso no resulta, por este hecho, la heredera directa de las prácticas permitidas y suscitadas por el códice?”.
Chartier se planta como un defensor de la circulación de la palabra por todos los medios. Y también pone a salvo las acechanzas que rodean a los textos que vagan por la red ante la sospecha de que
podrían desdibujarse a partir de la parafernalia de las novísimas tecnologías. Es que, recuerda, los textos siempre fueron sometidos a mediaciones, controles, invasiones e intervenciones de diversa procedencia: formato del libro, construcción de la página, divisiones del texto, recurrencia a la imagen, variedad tipográfica.
Es cierto. ¿Acaso a la par de los textos “puros” no circularon falsificaciones, tergiversaciones, controles ideológicos, instrucciones de uso? Chartier ejemplifica esas intervenciones con aquel pasaje en el que el Quijote ingresa a una imprenta en Barcelona y “vio tirar en una parte, corregir en otra, componer en esta, enmendar en aquella y, finalmente, toda aquella máquina que en las imprentas grandes se muestran”.
O sea que a Roger Chartier, defensor del papiro, el palimpsesto, el rollo, el códice, y el libro, el último domicilio de la palabra escrita no lo intimida en absoluto. Y parece decir: cualquier cosa menos una actitud reaccionaria ante la novedad técnica.
Fuente: Ñ: Revista de Cultura del diario Clarín del 8 de noviembre de 2008.
Síntesis realizada por Fabiana:
El francés Chartier Roger es un historiador de la lectura. El amor que ejerce por la escritura, no lo lleva a sentir pena por la circulación de palabras en el ciberespacio.
Él escribe que la lectura frente a la pantalla es algo discontinua, dividida en segmentos, atada al fragmento más que a la totalidad.
Chartier es un defensor de la circulación de la palabra que no se desdibuja a partir de las nuevas tecnologías.
No le preocuparía la reacción ante la novedad técnica.
Él escribe que la lectura frente a la pantalla es algo discontinua, dividida en segmentos, atada al fragmento más que a la totalidad.
Chartier es un defensor de la circulación de la palabra que no se desdibuja a partir de las nuevas tecnologías.
No le preocuparía la reacción ante la novedad técnica.
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