lunes, 28 de septiembre de 2009
sábado, 26 de septiembre de 2009
"Recuerdos de escuela nocturna" por el Prof. Oscar Fernández
Recuerdos de escuela nocturna
RECUERDO 1
Atardecía. Una llovizna molesta caía desde un cielo indiferente y gris, en un otoño frío y deshojado. Y casi sin darme cuenta, me invadieron suavemente la melancolía y los recuerdos. La memoria pareció activarse. Y me fue disparando algunos viejos episodios de mi pasado docente. Tomé una cuartilla y me dispuse a escribir lo que saliera. El tiempo del recuerdo no tiene una marcha lógica, se entretejen los hechos, se confunden las fechas y la tendencia está marcada por los impactos emocionales que en su momento me conmovieron y que aparecen nítidos desde el recuerdo. La Escuela de Enseñanza Media Nº 10, “Don Bosco”, es la fuente de donde nace mi anecdotario. Su diseño arquitectónico data de tiempos inmemoriales. Sus aulas son de extensas dimensiones, con altas y luminosas ventanas. Sus puertas son de madera y tienen dos hojas. En su interior, un patio central en forma de rectángulo está coronado, a su alrededor, por innumerables aulas. Aunque ya viejas, mantienen su señorial presencia y parecen erguidas y orgullosas como árboles añejos. Ya no, pero también estaban provistas de una cuadrada y alta tarima que se ubicaba en uno de los ángulos de 90º y sobre ella un robusto y formidable escritorio que parecía imponer condiciones y dictar las reglas, esperaba la presencia de las profesoras o los profesores para iniciar la jornada. Me olvidaba de contarles que de día la escuela funcionaba para el primario y la segunda enseñanza. En la noche, se abría el nocturno, el bachillerato para adultos. Éste último turno es el mío. Sus alumnos provienen de múltiples ámbitos sociales. La variedad formativa y familiar es de orígenes diversos. Dentro del aula pueden convivir alumnos de tres o cuatro generaciones diferentes. Por tanto, el lenguaje y el tratamiento del docente no se reproduce para una uniformidad. Buscará lo más adecuado para cada uno y tratará de mantener relaciones amables y afectuosas con algunos y tendrá cuidado con su tono para otros. Será un excelente director musical frente a tantos instrumentos para poder interpretar su rutina con armonía y humor. Aunque en una escuela es impropio hablar de rutina, sabe que la sonrisa puede descolocar hasta los caracteres más pétreos. La sonrisa es amiga del optimismo y ahuyenta a la desesperanza. Y ellos, los alumnos, lo que más buscan es la esperanza. Y para eso, los docentes tienen que presentar muestras de caridad y solidaridad. De lo contrario sólo será un empleado de la educación.
En aquel primer día de clase, en primer año, como siempre ha pasado y pasará, el miedo y la angustia es la mochila que carga sobre su cara cada alumno. Nadie habla por temor. En este punto, el docente debe actuar como el mejor de los anfitriones. Para el alumno que observa cada gesto, cada signo de comunicación y escucha con fuerza cada palabra, la atención está como una cuerda tensa. El docente debe saber que ese temor sobrepasado llega a la angustia que se inició mucho antes de venir a la escuela; se inició a la hora de acostarse la noche anterior. A cada alumno, según edades, pero muy especialmente a los mayores de cuarenta años, el terror lo invadió esa noche pasada. ¿Con quién se encontraría? ¿Qué edades tendrían sus compañeros? ¿Y si me preguntan algo y no sé qué decir? ¿Y si digo algo que es una burrada y todos se ríen de mi? ¿Y si me quedo paralizada y siento sobre mi la sonrisa socarrona y la burla no disimulada? ¿Saldré corriendo, huyendo del colegio? Esa noche anterior la recuerdan siempre todos, hasta los desertores o hasta quienes culminaron sus estudios y hasta quienes lograron con sus estudios obtener una carrera profesional. Es el miedo más espeluznante porque te hace impotente, sin recursos, sin armas, no se puede defender; siente desamparo, se transforma en un bebé. Esto sucede con quienes se deciden retomar o empezar sus estudios, siendo adultos, mayores de dieciocho años. Y si la edad pasa los cuarenta años, es mayor porque se magnifica con la responsabilidad y la vergüenza. Luego se dan ánimo con “Lo haré por mis hijos”, “Para continuar la carrera que siempre quise” o “Es mi posibilidad de ascenso social”, “Por la posibilidad de ascender laboralmente”,”Para cobrar un poco más en mi trabajo”, o “Cumpliré mi sueño”, “Por el sueño de mis padres” u orgullosamente “Esto es para los que no me creen”. Puede haber infinitas argumentaciones como los múltiples caminos que puede tener la vida humana. Todos son válidos, porque muestran un maravilloso impulso de progreso, de capacitación o perfeccionamiento; porque creen positivamente en sus propias fuerzas; porque ennoblecen al género humano; porque es una forma de honrar la vida; porque el hombre, acompañando el pensamiento de Juan J. Rousseau, nace bueno y tiene una natural vocación de ser mejor, a pesar de las pantanosas dificultades económicas y sociales que quieren empujarlo hacia el oscuro abismo de la imposibilidad. Y, en ese momento, la presencia del docente es la usina de su esperanza. El alumno adulto lo escucha como a un semidios. Confía en que lo ayudará a conseguir sus deseos, sus sueños, su meta esperada. Lo escucha con ternura, con admiración, pero también con algo de prevención y de prudencia. La difícil tarea del docente estará en ensamblar su mente y su corazón con la mente y el corazón de cada uno de ellos, individualmente. Es una tarea de inteligencia interpersonal que muchas veces surge de la personalidad y la práctica del docente, pero también puede venir de la vida en la calle que cultiva la experiencia o la intuición del actuar humano. El primer principio docente será mostrarse afectuoso, solidario, comprensivo, hermosamente cristiano. La demostración de amor hace bajar cualquier defensa, hasta el más rebelde pierde su fuerza batalladora. En el primer día, el docente debe lograr cierto encantamiento a través de las palabras que nacen de su corazón y en menor medida las que nacen de su conocimiento. Logrará así “flechar” a sus alumnos.
Autor: Prof. de Literatura Oscar Fernández
Muchas gracias Oscar por tu aporte y por tu sensibilidad!!!
sábado, 19 de septiembre de 2009
jueves, 17 de septiembre de 2009
17 de Septiembre: Dìa del Profesor
José Manuel Estrada, un hombre de ideales
En este día se rinde homenaje a José Manuel Estrada, quien además de destacado profesor era un notable orador, escritor y periodista, y un gran educador. En su persona quedan representados todos los profesores que con profunda vocación contribuyen a la educación de las nuevas generaciones.
En este día se rinde homenaje a José Manuel Estrada, quien además de destacado profesor era un notable orador, escritor y periodista, y un gran educador. En su persona quedan representados todos los profesores que con profunda vocación contribuyen a la educación de las nuevas generaciones.
José Manuel Estrada fue uno de los más destacados intelectuales de su época (nació el 13 de julio de 1842 -en Buenos Aires- y murió el 17 de setiembre de 1894 -en Asunción del Paraguay-) y también, según quienes lo conocieron, el orador más virtuoso de la Argentina de aquellos años.
Estrada quedó huérfano desde muy pequeño, y quedó a cargo de su abuela, Carmen de Liniers. Concurrió al Colegio San Francisco, donde recibió con profundo interés lecciones de filosofía, teología, religión y humanidades, que lo forjaron como un férreo defensor del catolicismo, actitud con la que se destacaría años después en su tarea política.
Su formación autodidacta recibió un fuerte aliciente en 1858, cuando ya finalizados sus estudios primarios fue premiado en un concurso de historia. A partir de allí se interesó con mayor énfasis en el estudio de la historia, y así fue que terminó por convertirse en uno de los más destacados historiadores argentinos.
Además de abocado profesor, historiador puntilloso y católico combativo, Estrada fue escritor, periodista y político, todo lo cual lo transformó en uno de los más fieles exponentes del pensamiento argentino en los inicios de la modernidad de nuestra Nación.
Como escritor, se destaca su obra Signun Foederis (El signo de la Confederación), que resume su profesión de fe religiosa y su pensamiento político.
Señor Profesor
Con sólo 24 años (en 1866) se inició en la docencia, y al poco tiempo la recopilación de sus Lecciones sobre la Historia de la República Argentina se transformarían en un libro. Aunque joven, era muy reconocido, tanto que el mismo Domingo Faustino Sarmiento lo nombró Secretario de Relaciones Exteriores y le encargó la enseñanza de Instrucción Cívica en el Colegio Nacional (Estrada ya enseñaba allí Filosofía).
Su crecimiento ya no se detuvo: en 1869 fue nombrado Jefe del Departamento General de Escuelas; en 1874, Director de las Escuelas Normales y Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (que había sido creada recientemente); y en 1876, Rector del Colegio Nacional. Dictó también clases de Derecho Constitucional y Administrativo en la Facultad de Derecho.
Su justa fama de excelente docente y orador puede ser ilustrada con una anécdota alrededor de uno de sus más memorables discursos: transcurría el 24 de abril de 1877 cuando, exponiendo sobre la tiranía de Rosas, sacó a relucir sus excelentes virtudes en lo que terminó siendo un discurso apoteótico. Tan alto fue el impacto que causó su fenomenal oratoria que, al finalizar la conferencia, los alumnos y docentes lo siguieron en procesión por las calles de la ciudad. Cuando llegaron al pie de una estatua de San Martín, Adolfo Mitre, en nombre de los alumnos, improvisó un discurso para manifestarle a Estrada su apoyo y emoción.
Bienvenido sea, en este día, el recuerdo de uno de los más grandes educadores que tuvo nuestro país, y sirva como ejemplo para tantos y tantos profesores que día a día, y con la misma dignidad, forjan el futuro de la Argentina.
Estrada quedó huérfano desde muy pequeño, y quedó a cargo de su abuela, Carmen de Liniers. Concurrió al Colegio San Francisco, donde recibió con profundo interés lecciones de filosofía, teología, religión y humanidades, que lo forjaron como un férreo defensor del catolicismo, actitud con la que se destacaría años después en su tarea política.
Su formación autodidacta recibió un fuerte aliciente en 1858, cuando ya finalizados sus estudios primarios fue premiado en un concurso de historia. A partir de allí se interesó con mayor énfasis en el estudio de la historia, y así fue que terminó por convertirse en uno de los más destacados historiadores argentinos.
Además de abocado profesor, historiador puntilloso y católico combativo, Estrada fue escritor, periodista y político, todo lo cual lo transformó en uno de los más fieles exponentes del pensamiento argentino en los inicios de la modernidad de nuestra Nación.
Como escritor, se destaca su obra Signun Foederis (El signo de la Confederación), que resume su profesión de fe religiosa y su pensamiento político.
Señor Profesor
Con sólo 24 años (en 1866) se inició en la docencia, y al poco tiempo la recopilación de sus Lecciones sobre la Historia de la República Argentina se transformarían en un libro. Aunque joven, era muy reconocido, tanto que el mismo Domingo Faustino Sarmiento lo nombró Secretario de Relaciones Exteriores y le encargó la enseñanza de Instrucción Cívica en el Colegio Nacional (Estrada ya enseñaba allí Filosofía).
Su crecimiento ya no se detuvo: en 1869 fue nombrado Jefe del Departamento General de Escuelas; en 1874, Director de las Escuelas Normales y Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (que había sido creada recientemente); y en 1876, Rector del Colegio Nacional. Dictó también clases de Derecho Constitucional y Administrativo en la Facultad de Derecho.
Su justa fama de excelente docente y orador puede ser ilustrada con una anécdota alrededor de uno de sus más memorables discursos: transcurría el 24 de abril de 1877 cuando, exponiendo sobre la tiranía de Rosas, sacó a relucir sus excelentes virtudes en lo que terminó siendo un discurso apoteótico. Tan alto fue el impacto que causó su fenomenal oratoria que, al finalizar la conferencia, los alumnos y docentes lo siguieron en procesión por las calles de la ciudad. Cuando llegaron al pie de una estatua de San Martín, Adolfo Mitre, en nombre de los alumnos, improvisó un discurso para manifestarle a Estrada su apoyo y emoción.
Bienvenido sea, en este día, el recuerdo de uno de los más grandes educadores que tuvo nuestro país, y sirva como ejemplo para tantos y tantos profesores que día a día, y con la misma dignidad, forjan el futuro de la Argentina.
Muy Feliz Día para todos los excelentes Profesores que tenemos en nuestro querido Colegio!
13 de Septiembre: Día del Bibliotecario
Agradezco infinitamente a todos mis compañeros de trabajo y alumnos que me han saludado. Los quiero mucho a todos!!!
Teresita, la preceptora, me regalò una torta riquísima, con dulce de leche, licor y mucho maní que compartimos en la sala de preceptores. Su gesto me hizo sentir muy feliz y orgullosa de estar al lado de un ser humano tan generoso.
Gracias a ustedes por hacerme sentir ùtil, valiosa y querida.
Besos y abrazos,
Carolina
Teresita, la preceptora, me regalò una torta riquísima, con dulce de leche, licor y mucho maní que compartimos en la sala de preceptores. Su gesto me hizo sentir muy feliz y orgullosa de estar al lado de un ser humano tan generoso.
Gracias a ustedes por hacerme sentir ùtil, valiosa y querida.
Besos y abrazos,
Carolina
viernes, 4 de septiembre de 2009
4 de septiembre: Día de la Secretaria!
Muy Feliz día, Mirtita!
Hoy estamos de festejo para homenajearte.
Muchos besos...
Hoy puede ser un gran día
Hoy puede ser un gran día.
Plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo,
depende en parte de ti.
Dale el día libre a la experiencia
para comenzar,
y recíbelo como si fuera
fiesta de guardar.
No consientas que se esfume,
asómate y consumela vida a granel.
Hoy puede ser un gran día,
duro con él.
Hoy puede ser un gran día
donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último
que te toca vivir.
Saca de paseo a tus instintos
y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres;
si puedes, derróchalos.
Si la rutina te aplasta,
dile que ya bastade mediocridad.
Hoy puede ser un gran día
date una oportunidad.
Hoy puede ser un gran día
imposible de recuperar,
un ejemplar único,
no lo dejes escapar.
Que todo cuanto te rodea
lo han puesto para ti.
No lo mires desde la ventana
y siéntate al festín.
Pelea por lo que quieres
y no desesperes
si algo no anda bien.
Hoy puede ser un gran día
y mañana también.
Joan Manuel Serrat
Hoy estamos de festejo para homenajearte.
Muchos besos...
Hoy puede ser un gran día
Hoy puede ser un gran día.
Plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo,
depende en parte de ti.
Dale el día libre a la experiencia
para comenzar,
y recíbelo como si fuera
fiesta de guardar.
No consientas que se esfume,
asómate y consumela vida a granel.
Hoy puede ser un gran día,
duro con él.
Hoy puede ser un gran día
donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último
que te toca vivir.
Saca de paseo a tus instintos
y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres;
si puedes, derróchalos.
Si la rutina te aplasta,
dile que ya bastade mediocridad.
Hoy puede ser un gran día
date una oportunidad.
Hoy puede ser un gran día
imposible de recuperar,
un ejemplar único,
no lo dejes escapar.
Que todo cuanto te rodea
lo han puesto para ti.
No lo mires desde la ventana
y siéntate al festín.
Pelea por lo que quieres
y no desesperes
si algo no anda bien.
Hoy puede ser un gran día
y mañana también.
Joan Manuel Serrat
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